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Entrevista a Ignacio Sánchez, rector de la Pontificia Universidad Católica de Chile

«En el encuentro personal, en la valoración de la diversidad y del intercambio libre de ideas, se construye universidad y se forja el futuro del país»

  1. ¿Cómo ha impactado el COVID-19 a las universidades?

Esta crisis ha afectado la forma tradicional en que se realizaba la educación en las universidades. Si bien esto ha perjudicado a estudiantes y profesores para poder cumplir con su planificación, es muy valioso ver el compromiso y la responsabilidad con que ellos han enfrentado la crisis. Todos los días desde hace más de tres meses se realizan 2.500 a 2.700 conferencias, clases y actividades en distintas plataformas y a través de distintos formatos tipo Canvas, zoom y otros. En el ámbito del trabajo de nuestro personal, lo ha hecho desde la casa, y también se han adaptado en forma muy importante. Hemos aprendido mucho. Necesitábamos un receso, necesitábamos espacios para poder combinar nuestras necesidades de la casa con el trabajo a distancia, con el cuidado de los hijos, con el cuidado de los adultos mayores, etc.

Y en el aspecto de la investigación, quisiera decir que estamos gratamente impresionados de cómo el sistema universitario ha colaborado entre sí, ha interactuado entre distintas universidades del sistema, para poder reflexionar, para poder crear en el ámbito de las ciencias, las humanidades, la educación, las ciencias sociales.

Por supuesto que, en cuanto se den las condiciones sanitarias, queremos retomar las actividades presenciales. Por eso la Dirección Superior, junto a un comité transversal creó la Iniciativa COVID UC que está elaborando un plan de retorno paulatino y flexible, que se basa en la evidencia disponible y se centra en garantizar la seguridad y bienestar de la comunidad. Con la participación de profesores, estudiantes, profesionales y administrativos se han analizado recomendaciones ministeriales, de la Organización Mundial de la Salud y otras instituciones de salud pública y educación superior en el mundo para su elaboración.

La Iniciativa COVID UC busca proteger a nuestra comunidad en base a las siguientes directrices: fortalecer el autocuidado como eje central cuando podamos regresar; ser flexibles y estar atentos a las necesidades de cambio; hacer seguimiento al cumplimiento de las indicaciones y regresar a los campus en fases cuando esto sea posible. Se ha definido que lo esencial en este período de pandemia es cuidarse a uno mismo y con eso cuidar a los demás. La prevención del contagio es lo más importante, por lo que estaremos evaluando el proceso de manera permanente y dispuesta a realizar ajustes en la medida que evolucione la situación.

2. Esta pandemia sin precedentes va a obligar a que la educación online sea una realidad para todos los estudiantes. ¿Qué medidas van a tomar para llegar a todos los hogares de manera virtual?

Desde un comienzo nuestro foco fueron los estudiantes e hicimos un levantamiento de información de quienes requerían apoyo, tanto de equipamiento tecnológico como de conectividad. Es así como se entregaron más de 2.500 becas de internet, cerca de 600 alumnos recibieron también equipos computacionales y aproximadamente 25 estudiantes fueron apoyados con comunicación satelital para que pudieran asistir a sus clases. Además, se han entregado facilidades de pago y sistemas de beneficios para quienes lo han requerido. En adelante seguiremos trabajando en esa misma línea.

Respecto del segundo semestre, producto de la evolución de la pandemia, en consideración de los planes de desconfinamiento y los tiempos que requerimos internamente para retornar a nuestros campus, hemos decidido que no habrá actividades docentes de carácter presencial durante los meses de agosto y septiembre. Esperamos que se den las condiciones a contar de octubre para el desarrollo de una serie de actividades que suponen presencialidad como son el trabajo en talleres, laboratorios, salidas a terrenos, o prácticas académicas de diversa índole.

En relación con las clases lectivas, la gran mayoría de ellas fue programada desde un principio en dos formatos remotos (Remoto o Remoto con actividades presenciales), lo que se mantendrá sin variaciones. Aquellos cursos que se programaron como Presenciales, que aspiraban a volver a los campus tras el fin de la etapa crítica de la pandemia, se desarrollarán también en formato remoto a lo largo de todo el semestre, tanto en pregrado como en postgrado, de modo de resguardar la seguridad de toda la comunidad.

Esta es una decisión que supone un cambio respecto de la planificación original del segundo semestre pero que se ha tomado considerando la experiencia internacional, los efectos de rebrote que se han dado en muchos países tras los desconfinamientos y la manifestación de inquietud e inseguridad de parte de miembros de todos los estamentos de nuestra comunidad.

A pesar de lo anterior, esperamos regresar lo antes posible a los campus para llevar adelante clases prácticas, talleres, actividades de investigación en laboratorios y bibliotecas y algunas evaluaciones.

3. La Facultad de Medicina UC ha desarrollado el proyecto «Esperanza COVID-19», ¿nos podría contar más sobre esto?

El programa “Esperanza Covid-19” es impulsado por la Universidad Católica y la minera BHP. Ha permitido aumentar la cantidad de testeos de Covid-19. Cuenta con la disposición de la Facultad de Medicina UC, cuyos integrantes han llevado los testeos no sólo a hospitales, sino que también a la atención primaria.

El proyecto quiere beneficiar a las comunas de Puente Alto y La Pintana, en Santiago. También quiere estar presente en Antofagasta e Iquique. Con esta extensión del programa se espera alcanzar a una población que supere las 200 mil personas en el país y así contribuir a la disminución de contagios de Covid-19, ya que uno de los pilares fundamentales de “Esperanza Covid-19” es acercar los testeos a la población.

4. Se está especulando mucho sobre cuándo lograremos tener una vacuna contra el virus, sabemos que un equipo de científicos de la UC se ha propuesto el desafío de desarrollar una vacuna. ¿Cuándo esperan que podamos tenerla?

El estudio clínico fase III en el marco de la colaboración entre la UC y Sinovac para una vacuna en desarrollo, busca asegurar que Chile se haga parte de este desarrollo participando de manera activa en el proceso. Con un plan coordinado de investigación nacional y colaboración internacional se ha establecido un acuerdo de trabajo mutuo con desarrolladores extranjeros, con el objetivo de generar dosis suficientes de vacunas de origen nacional e internacional, luego de haber completado en colaboración las evaluaciones rigurosas de seguridad y efectividad de las vacunas desarrolladas incluso por otras entidades.

Esta inyección fue generada por Sinovac y corresponde a una vacuna denominada de primera generación, ya que la tecnología se basa en una metodología clásica, consistente en el uso del virus inactivado. En términos simples, es el SARS-CoV-2 que ha sido tratado químicamente para inactivarlo y luego las partículas virales inactivas fueron purificadas. Este virus inactivado no puede causar infección, sin embargo, retiene su capacidad de activar la respuesta inmune y por lo tanto de generar inmunidad contra el virus.

Tras pasar por pruebas de seguridad, los estudios clínicos de fase III buscan medir la efectividad de la vacuna. Este protocolo incluye testear y trabajar con más de tres mil voluntarios mayores de 18 y menores de 60 años, quienes inicialmente serán reclutados desde los equipos de salud, en un proceso que dura varios meses e incluye dos vacunaciones y medición de la respuesta inmunológica. Si esta respuesta es positiva, el año 2021 podríamos tener esta formulación de vacuna. Una de las ventajas de este protocolo es que nuestro país va a tener la opción de contar con al menos 20 millones de dosis el próximo año para vacunar al menos 10 millones de habitantes si consideramos 2 dosis.

5. Ante la revolución tecnológica que vivimos, ¿tendrán las universidades que reinventarse para ofrecer a los estudiantes estudios adaptados a la realidad que vivimos?

Tal como decía anteriormente, desde marzo la UC está realizando clases online, gracias a la disposición y al esfuerzo de nuestros profesores y, también, a que en la universidad veníamos trabajando en este tema desde hace algunos años. Desde principios de marzo se ha trabajado intensamente para subir los cursos programados a plataformas para la entrega de clases a distancia. La experiencia ha sido satisfactoria, con problemas presentados a nivel mundial por la saturación en el uso de plataformas que operan en la «nube”, dificultades que se abordarán a través de programas que permiten mayor estabilidad en la conexión.

El desarrollo de las clases online representa un gran desafío, por lo que hay que favorecer la comunicación y mantener el apoyo a profesores y estudiantes. Ahora bien, es importante considerar que las metodologías online son un complemento a la enseñanza y que el encuentro personal sigue siendo una parte esencial del proceso formativo. Por otra parte, las actividades prácticas, de pequeños grupos, serán planificadas por cada unidad académica. Se implementó, además, un plan de apoyo tecnológico y económico específico dirigido a los estudiantes sin acceso a un computador e internet, para favorecer evitar diferencias en las oportunidades de aprendizaje.

Es evidente que a futuro deberemos incorporar herramientas que hemos aprendido a valorar en la pandemia, dentro de ellas el valor de la educación y del trabajo virtual, realizado a distancia. Sin embargo, también es claro que hemos valorado de manera especial el encuentro personal y el intercambio activo y presencial dentro de una comunidad universitaria. La educación, sin duda, va a cambiar luego de este período, incorporando mejoras que beneficien a educadores y alumnos.

6. Desde el CEIUC han analizado cómo la crisis sanitaria afectará a la política exterior. ¿Qué opina del papel que están jugando los organismos multilaterales como o Mercosur frente al Covid-19?

Esta crisis global ha dejado en evidencia la labilidad de las personas, de las sociedades, de los países y del mundo en distintos ámbitos: en el ámbito económico, en el ámbito de la salud, entre otros. Y en este contexto, ningún grupo humano, ni ningún país es capaz de salir por sí solo adelante. Y, es por ello, que el trabajo de organismos multilaterales como la Alianza del Pacífico, donde colaboran distintos países, se vuelve especialmente relevante.

Ninguna nación, por rica que sea, puede superar sola esta crisis, porque tendría que cerrar sus fronteras para siempre. Si no trabajamos colaborativamente, esto no va a tener solución. Esta pandemia nos ha puesto en una situación de mucha vulnerabilidad, pero al mismo tiempo, hoy  estamos muy interconectados y mientras más interconectados estemos, mayor creatividad y sinergia tendremos para superar los problemas .Esta sumatoria de miradas permite avanzar en un camino común.

Por lo tanto, el trabajo de estos organismos multilaterales será clave para impulsar el comercio y empujar la reactivación económica del país junto con la inversión pública y privada, para contribuir al bienestar de los ciudadanos.

7. Por último, la Universidad es siempre una fuente de referencia para la sociedad ¿Podría darnos su opinión sobre cuáles serán los nuevos paradigmas a los que nos enfrentamos en el postCovid?

La crisis sanitaria ha puesto en valor aspectos claves de nuestra convivencia universitaria. En primer lugar, el valor del contacto personal y de los vínculos dentro de la comunidad, el valor del diálogo presencial, del intercambio de ideas, como un factor clave en la riqueza cultural y científica de las universidades. La calidad de las universidades se define por la calidad de las personas que están allí enseñando, aprendiendo y trabajando. Esta valoración del contacto personal nos debe dar ciertas claves sobre qué  tenemos que hacer cuando retornemos. Habrá que cuidar esa relación en el trato, en el respeto, en la valoración, en la preocupación por el otro.

Espero que esta crisis nos sirva para cuidar lo que hemos construido al interior de cada unas de las comunidades universitarias en el país. Y esa construcción tiene que ver con respetar a los otros en su diversidad, promover y alegrarnos de que existan diferencias de opiniones. Una buena universidad debe valorar esta diversidad porque permite que la educación de los jóvenes se desarrolle en un ambiente plural y amplio. En el encuentro personal, en la valoración de la diversidad y del intercambio libre de ideas, se construye universidad y se forja el futuro del país.

Junto con el valor del sentido de comunidad, la crisis ha puesto en evidencia la labilidad personal, de una sociedad, de un país y del mundo en distintos ámbitos. Esto nos obliga a tener una dosis de humildad, a bajar los niveles de exitismo, de competitividad y a incorporar el trabajo en equipo.

La pandemia nos enfrenta a un mundo que tiene que ser sustentable para las próximas generaciones. Tenemos que preocuparos del cambio climático, de la sequia que está acechando a nuestro país, del reciclaje, del consumo sustentable y del endeudamiento. Estábamos muy sobrerrevolucionados en términos del consumo, del gasto energético, y esta pausa, esta situación de incertidumbre que nos obligó a reajustar nuestras tareas diarias, también nos debería servir para organizar de una manera más eficiente nuestras prioridades.

Y, el tercer aspecto que la pandemia ha puesto de manifiesto, son las inequidades, no solo en nuestro país, sino en el mundo. Muchas cosas que pueden haber sido normalizadas previamente en Chile en cuanto a diferencias en materia de salud, vivienda y educación, hoy día no debieran normalizarse. Nuestro país va a ser más pobre, va a haber más desigualdad y tenemos que abordar estas problemáticas guiados por principios de equidad, justicia y solidaridad.